viernes, 10 de diciembre de 2010

.. umbrella



Y de pronto un paraguas cubre nuestros rostros. La lluvia ya no puede mojarnos, la tormenta no nos alcanza. Dejan de ser importantes los calcetines mojados, el asfalto encharcado, la tinta de la vida goteando a nuestro alrededor. Y quedamos nosotros. Sólo nosotros. Tú y yo. ¡Que ruja el firmamento, que tiemble la niebla, que cubra la oscuridad a las estrellas! Porque mientras exista este momento, todo lo demás será relevante. Dejará la luna de llorar por una utopía, y sus lágrimas ya no empañarán por más tiempo nuestros ojos. Dime que todo va bien, y prometo hacer de este instante un suspiro eterno.

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