viernes, 5 de agosto de 2011

.. hurrrdurrr



La rapidez de sus movimientos sucumbió a la astucia de las heridas, que superaban sus habilidades en número y vidas. Sus estocadas se habían dejado llevar por la furia de la impotencia, por las tinieblas de sus errores pretéritos, por sus victorias perdidas y sus derrotas ganadas. Su orgullo era mucho más fuerte que el filo de su arma, mas aun con ello no era suficiente para derribar a su poderoso oponente. Su rival esquivaba sus golpes con la grácil agilidad de una gacela, y devolvía los ataques con la terrible intensidad de la mandíbula de un león. La batalla no duró demasiado. Y, sin embargo, a pesar de sentir el final en la sangre de su pecho, no se dio por vencida.

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