martes, 9 de abril de 2013

.. where the beautiful things are


Una mirada basta. Sólo una mirada. Una mirada para decirte todo lo que sería incapaz de expresar con palabras. Una mirada que refleje tu mirada, y que se pierda en el espejo de la mía. Pupilas que se adentran en lo más profundo del alma y lloran juntas, en silencio, contemplándose y dejándose sorprender, admirándose, conociéndose, descubriéndose. Profundos universos que se observan y se complementan, que comparten cientos de galaxias y otras miles de millones de estrellas que brillan con la misma intensidad que el espíritu cuando se estremece. Y sobra todo lo demás. Sobran las explicaciones, las justificaciones. Sólo una mirada, que sostiene otra, y se mantienen juntas al borde de un abismo que amenaza con olvidar. Nada más allá, y supone mucho más de lo que podríamos imaginar. No hay lugar para momentos incómodos, para gestos nerviosos, ni para un solo instante de tensión. No cabe pensar siquiera en rehuir, en alejarse, en esconderse tras los párpados o permitir que todo cuanto nos rodea se anegue de realidad. Una mirada basta. Sólo una mirada. Una mirada para decirte todo lo que sería incapaz de expresar con palabras. Una mirada que acaricia, que besa, que abraza, que siente y se deja sentir. Una mirada que sonríe, melancólica. Una mirada que recuerda, que evoca, que sueña. Una mirada que desea vivir. Una mirada que vive. Una mirada que es un todo y nada más que una mirada a un mismo tiempo. 

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